De Paellones, Banderas y Gallardetes
Es una regla universal que todo barco con motor o velero, debe llevar siempre el pabellón o la bandera de su país de origen al entrar o salir del puerto. En el caso de las embarcaciones de placer, los puertos pueden ser deportivos, caletas, marinas o amarras de una institución. En nuestro país las embarcaciones de menos de cuatro metros de eslora están eximidas de llevar pabellón.
La bandera puede ser arriada, en el caso de internarse en el mar y estar lejos de tierra o de la vista de otros barcos.
El gallardete identifica el club al cual pertenece el propietario y debe ser izado siempre que lo esté el pabellón nacional.
Puede izarse el gallardete sin el pabellón, pero nunca el pabellón sin el gallardete.
Esta regla es generalmente entendida como que el gallardete identifica la institución a la que el barco pertenece; pero tanto no es así que; si el propietario presta su barco a un socio de otro club, éste deberá izar el gallardete de su institución y no el del propietario, salvo que pertenezcan al mismo club.
En el fondeadero o amarra, habiendo gente a bordo, el pabellón y el gallardete deben izarse a la salida del sol y arriarse a su puesta. Por tradición se deberían seguir las actitudes de alguna institución próxima que sea más importante, del barco de mayor porte o de alguna nave oficial.
El propietario tiene derecho a tener su propia bandera personal e izarla cuando esté a bordo. La misma debe ubicarse en la cruceta de babor.
En caso de adentrarnos en aguas extranjeras, es una ley, impuesta por la cortesía, izar en la cruceta de estribor, la bandera del país por cuyas aguas se navega.
La actitud cortés pasa a ser obligación al entrar a puerto y, en caso de embarcaciones sin palo (y sin cruceta) hay que considerar la mayor altura en que se sitúa el pabellón del país que se visita.
Si se hacen las cosas bien, al entrar a puerto extranjero se deberá ver en la embarcación; el pabellón del país de origen, el gallardete de la institución a la que pertenece el propietario, el pabellón nacional correspondiente al puerto y la bandera del Código Internacional de señales correspondiente a la letra “Q” (Quebec), totalmente amarilla, cuyo significado literal es: “mi barco es sanitariamente apto y solicito libre practicaje” y que, en la práctica, es una comunicación a las autoridades del puerto de que el barco ha arribado desde el exterior y requiere el correspondiente despacho de aduana.
Hay un par de cosas, aún menos conocidas.
Ciertos clubes otorgan banderas que identifican al propietario del barco como miembro de la institución. Estas banderas representan un privilegio especial y pueden ser izadas en lugar de la bandera nacional indicando que el autorizado está a bordo o en las proximidades, ejerciendo un control efectivo sobre la nave.
Cuando un velero participa en una regata, las reglas tradicionales indican que, en lugar del gallardete del club deberá izar una bandera rectangular propia y perteneciente al propietario del barco, llamado “gallardete del desafío”. Tampoco debe izarse el pabellón, ya que hacerlo significaría que no se está corriendo la regata y, traspuesta la línea de partida, puede ser causa de descalificación.
Las nacionalidades de las embarcaciones que compiten se identifican por las siglas de los países, inscriptas en las velas.
Creemos que hay ciertas cosas que tienen que ver con la distinción y el señorío de los selectos navegantes de otros tiempos y que la difusión y la expansión de la náutica ha hecho que el acceso a su práctica sea, cada día, más fácil y posible para muchísima gente.
Bienvenidos sean los que hacen del agua y del viento el motor de sus pasiones, y que cada vez seamos más, pero que lindo sería que cada nuevo navegante integre a su esencia las conductas nobles y caballerescas que trasuntan algunas formas de otros tiempos.