ENTENDIENDO CANCIONES POPULARES EXITOSAS
AMOR SALVAJE
(Oscar Esperanza Palavecino)
Como es lógico, nuestro mayor interés es interpretar los decires de nuestro cancionero autóctono, que, como es lógico, comunica nuestros sentimientos, pensamientos y visiones de nuestro país y de nuestras vivencias. Y si nos guiamos por la repercusión popular, este autor chaqueño, o salteño, parece ser el más representativo del actual sentir popular argentino.
Comencemos a analizar el título de esta canción de amor; porque es de amor, no lo podemos dudar a partir de la primera palabra que la identifica y nos da la pauta de toda la ternura, el cariño y la adoración que va a recibir esa privilegiada mujer, de su seducido y rendido amante.
Está bueno, elegimos bien, sobre todo si estamos en una situación romántica o necesitando llenar nuestro corazón de sentimientos divinos que nos comuniquen paz y dulzura.
La segunda palabra es la que completa la intención del autor y la que mayor importancia tiene, no solo porque, junto con amor, se reitera en cada estrofa como estribillo, sino porque clarifica y manifiesta su esencia y forma de amar a la mujer de sus sueños.
Y aquí nos desconcertamos un poquito, porque queremos imaginarnos (y, porqué no, aprender) una más de las tantas formas de amar que tiene el hombre y que nunca alcanzan para la plenitud de sus sentimientos y lo inconmensurable del amor, y ansioso y motivado por la curiosidad de comenzar a comprender ese fantástico sentimiento que nos puede abrir las puertas de nuevas y dulces experiencias amatorias, buscamos (en un frío libro, por supuesto) el significado de salvaje; y leemos: animal, bestia, bestial, brutal, bruto, feroz, cruel, inicuo, caníbal, bárbaro, vándalo.
¡Caramba! Nos asustamos bastante, pero pensamos en un hombre demasiado ansioso, por hacer feliz a su amada y que tituló algo desaforadamente su poema. Lo comprendemos, tendemos una sábana de piedad, sobre el, y nos adentramos en la ejecución de sus actos, que nos van a dar la real dimensión de sus palabras.
Y comienza así;
“Te llevé sin preguntarte ni tu nombre
Con mi brazo encadenado a tu cintura”
Bueno… le faltó un poco de consideración. Antes de trasladarla hubiese podido preguntarle como se llamaba ¿No? Y pasando por alto ese detalle, creemos que la cintura encadenada no es muy suave ni cálido. Pero sigamos creyendo en sus buenos y puros sentimientos.
“asalté tu intimidad y tu ternura
para amar sin más razones que el amor.”
Un asalto es un atraco, un robo, una agresión, un ataque, una embestida… mmm, se nos ocurre un avance más bien fuerte para una joven con un interior suave y cariñoso.
¿Y para qué? El amor es cariño, ternura, adoración y, si no hay otra razón, para amar a alguien hay que darle todo eso, pero lo extraño es que ni sabía como se llamaba y, si hilamos un poco más fino y actual; tampoco tenía idea de su género. Creemos que la cosa empieza a aclararse, y lo que el joven sentía era excitación, exaltación, acaloramiento.
Pero sigamos indagando, sin prejuzgar, a ver como le va en esta dulce, íntima y sentimental historia que necesitamos imaginar.
“Nos besamos sin decir una palabra,
fuimos cómplices callados del verano
y mis manos temblorosas se quemaron
seducidas por el fuego de tu piel.”
Todavía no pudo averiguar nada de la muchacha, pero intuye que encontró una secuaz para aumentar la temperatura, y cuando las manos empezaban a temblarle por el calor, vio y sintió las llamas que salían de su cuerpo, cual figura maléfica, y casi muere quemado.
Pero el amor es más fuerte y, como tirado por una yunta de bueyes, siguió adelante.
“Amor salvaje…
juntos cruzamos los umbrales del pecado,
con el puñal de la pasión nos desgarramos
sin derramar ni una gotita de dolor..!”
Y la arrastró hasta cruzar el umbral que, en la desvariada quemazón poética, no sabemos si era del pecado, de un bulín o de un motel. Lo que si queda claro es que se reventaron a puñaladas, y aunque pensemos que quedaron convertidos en una masa sanguinolenta, no sentían ni un cachito de dolor. Algo de bueno tenía que haber.
“Amor salvaje…
como una selva tropical nos incendiamos
en un instante, sin saber que no dejamos
ni una ramita de ilusión para después.”
Aquí comenzamos a ver algo de la realidad. Ya venían medio chamuscados por las llamas, emanadas de la piel de ella, y hechos pedazos por las puñaladas mutuas que se habían propinado… y ahora se incendian. Se incendian de golpe y totalmente, tan completamente que no queda ni una miserable ramita. Ambos quedan convertidos en la nada misma. Espeluznante y patético.
“Anhelante, como un puma entre las sombras,
desgajé tu cuerpo entero con mis besos,
atrapado por las lunas de tu pecho,
por el cálido gemido de tu voz…”
No quedan dudas de que la vida ya no existe y, ahora, el combate sexual, se desarrolla entre dos ánimas en pena, con los cuerpos despedazados, pero que no desisten de sus primeras intenciones, en medio de las sombras, iluminados y atrapados por una pareja de lunas y, mientras, el ánima macho percibe calidez en un gemido lúgubre.
“Y montados en el potro del deseo
sin fronteras por la noche galopamos,
y nos vio la madrugada con ojeras,
desvelados, diciéndonos adiós.”
Y se fueron, totalmente extraviados, dementes y sin fronteras, enancados en uno de los caballos del Apocalipsis galopando toda la noche, seguramente en pelo y en un potro salvaje, -con las consecuencias lógicas de imaginar- hasta que los vio la madrugada, hechos una piltrafa, desvelados y con las ojeras lógicas de no dormir por estar andando a caballo.
Y allí, con la madrugada como testigo, después de una noche, una vida o una eternidad juntos, no lo sabemos, se dijeron adiós.
Seguramente, el espíritu de el, se estará recriminando no haberle preguntado como se llamaba.
INCURSIONANDO EN CANCIONES FORÁNEAS
QUE HORA SON MI CORAZON
(José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega)
Estuvimos analizando el contenido de una canción autóctona que nos hizo extrañar lo que pensamos; que la letra es la esencia de los cantos populares y que permite comunicar mensajes, o poesía, que enriquecen la parte instrumental de la música y expresan y comparten el sentir del pueblo. Un desencanto. Pero ya utilizamos tiempo en ello, y no podemos renegar de lo hecho, más aún cuando nos sirvió para relacionar la obra y su coherencia con la calidad humana del intérprete. Leímos que el autor es persona no grata para mocovíes, tobas y coyas, al apropiarse y alambrar miles de hectáreas de pueblos aborígenes, pero eso es un detalle, al lado de la riqueza que regala con sus canciones. pero vayamos a la poesía de las canciones musicales, que es lo que, realmente nos interesa.
En esa apreciación se nos aparece Joan Manuel Serrat, musicalizando poemas de Antonio Machado. Paco Ibañez poniendo música a Quevedo, Luís de Góngora, Archipreste de Hita, Neruda, Guillén, Rubén Darío, y otros que escriben poemas y los transmiten por medio de su música.
Yo se que la música, según la profesora de piano; es el arte de combinar los sonidos. En el caso de las canciones, no tengo idea cual es la definición, pero, imagino, que la letra debe ser solidaria y armónica con la música, ya que armonía, dentro del ámbito musical, es el término que se utiliza para referirse a la relación que se establece entre los distintos acordes, más concretamente a la organización de los mismos, y que es la que permite, junto a otros elementos, que una composición sea no sólo agradable al oído sino de gran calidad. Y cuando leo, otros elementos, pienso en la letra y en la calidad de esta, para que los oídos se enriquezcan escuchándola, y que, junto a la música, alimenten nuestro espíritu, regalándonos un mensaje encantador, cautivante y profundo que nos transporte a situaciones o paisajes bellos que nos hagan vivir sensaciones de plenitud y que nos comuniquen valores humanos trascendentes..
En el intento de hallar estos componentes deseables, en una canción vernácula, salimos algo defraudados, por lo tanto dirigimos nuestra mira al exterior, en el deseo de encontrar una canción genuina de nuestra época; que no tenga que recurrir a poetas consagrados para lograr la excelsitud.
Tratamos de agregar, a nuestro riguroso criterio de análisis, lo preciso del significado de las palabras, por lo que era necesario que nuestra selección tuviese en cuenta el idioma, ya que una traducción podía hacer variar la esencia del mensaje.
Grande fue nuestra alegría cuando descubrimos a José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega, un cantautor francés que domina varios idiomas y le permite componer canciones en castellano; una conjunción perfecta para analizar la riqueza y profundidad de la cultura francesa, y cotejarla con los resultados que obtienen nuestros compositores, y que no alcanzan a satisfacernos.
En principio notamos un importante rasgo de humildad en su personalidad, ya que, en lugar de utilizar la importante identificación de su estirpe, firma y presenta sus obras, con el seudónimo de Manu Chao.
Analizamos una obra comparable, en repercusión y contemporaneidad, con
la de nuestro cantautor Oscar Esperanza Palavecino, del autor francés José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega. Conocido como Manu Chao.
Su título, ”Que hora son mi corazón”, nos produjo una duda sintáctica por el son, cuando corresponde es, pero, luego de analizar en profundidad, nos sentimos avergonzados al prejuzgar y pensar en la falta de cultura del autor. Es evidente que el término son (del verbo ser) ha sido utilizado como la portada, o el anuncio, de una obra que excede la mera poesía e integra, desde su título, una trascendencia que va más allá de las frías normas literarias y desafía las estructuras caducas que se ciñen al significado estricto de lo que escriben. Pero, recién nos dimos cuenta cuando, luego de procesos deductivos, leímos la definición de la RAE. SON: Sonido que afecta agradablemente al oído, con especialidad el que se hace con arte.
Excepcional. Un maestro; todo el arte, el contenido, la armonía y la sonoridad de la obra resumida en su título, adicionando, además la rima perfecta que enriquece la poesía; no el lo mismo son y corazón, que es y corazón.
Creo que, a partir de aquí, se necesita una sensibilidad y percepción especial para dimensionar el mensaje inconmensurable de la obra, que comienza así:
Qué hora son, mi corazón
Te lo dije bien clarito
Ya en las primeras estrofas nos damos cuenta que el autor es conciente de que su mensaje trasciende la interpretación popular, y para evitar cualquier error, o alguna observación, indeseada, respecto a la construcción de la pregunta; pone límites claros, a su amada y no deja lugar a ningún tipo de participación que vaya más allá de lo dicho. Bien claro; es una solicitud especial, precisa y fundamental, hecho a una mujer única; la elegida por su corazón.
Doce de la noche en La Habana, Cuba.
Once de la noche en San Salvador, El Salvador
Once de la noche en Managua, Nicaragua
Acá, entendemos que, su amor, responde a los claros requerimientos de su amado, y se esmera en recabar datos de distintas partes del mundo, para no ser víctima de alguna recriminación o reacción indeseada, además de valorar las fuentes de información, a las que, prestamente, ha recurrido.
Me gustan los aviones, me gustas tu
Me gusta viajar, me gustas tu
Me gusta la mañana, me gustas tu
Me gusta el viento, me gustas tu
Me gusta soñar me gustas tu
Me gusta la mar, me gustas tu
Y aquí, el aparece como deseoso de agradecerle la información que necesitaba y trata de hacerle comprender que, en su vida, ocupa casi el mismo lugar que los aviones, viajar, la mañana, el viento, soñar y la mar. Aunque para armonizar el final, no sirva el principio.
Qué voy a hacer? Je ne sais pas. (No lo se)
Qué voy a hacer? Je ne sais plus. (Ya no se)
Qué voy a hacer? Je suis perdu. (Estoy perdido)
Qué hora son, mi corazón
Sensación de extravío, desasosiego, tristeza. Parecía que todo estaba claro, perfectamente entendido y con un informe de husos horarios internacionales impecable. ¿Qué pasó?
Y el autor apela a su condición de políglota para comunicar, a su amor, el estado en que se encuentra al estar perdido en el tiempo. Es evidente que su novia no entiende el francés, porque repite, finalmente, su vital requerimiento, en castellano.
Me gusta la moto, me gustas tu
Me gusta correr, me gustas tu
Me gusta la lluvia, me gustas tu
Me gusta volver, me gustas tu
Me gusta marihuana, me gustas tu
Me gusta colombiana, me gustas tu
Me gusta la montaña, me gustas tu
Me gusta la noche, me gustas tu
Y aquí, nuevamente, aparecen las comparaciones, aunque, esta vez, parece ser que no cumplen la función de agradecer, sino de incentivar para que ponga más esmero y puedan resumir tiempo y espacio con el tema de la hora.
Con algo más de empeño, agrega un par de versos y elementos, con el fin de lograr su objetivo; esta vez son ocho en lugar de seis, aunque, en su delirio por el amor hacia su amada, y su necesidad de saber la hora, integra la marihuana, y alucina con una colombiana.
Nuestro deseo es que su amor sea colombiana, porque, si no, nuestras deducciones se van a complicar.
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Y vuelve el extravío. La utilización del francés para evocar a sus ancestros, la invocación del idioma de su madre, como una forma de conmover a su amada para lograr su propósito y la reiteración de su súplica horaria, en el único idioma que, se ha convencido, su amor entiende.
Doce, un minuto
Muy escueta la niña. O ya se cansó, o sus informantes se fueron a dormir. Intentamos alguna otra explicación pero, la única documentada, al principio, informaba de las doce en Cuba y, se nos ocurre, que, desde que empezó a preguntar, ha pasado mucho tiempo.
Me gusta la cena, me gustas tu
Me gusta la vecina, me gustas tu
Me gusta su cocina, me gustas tu
Me gusta camelar, me gustas tu
Me gusta la guitarra, me gustas tu
Me gusta el regaee, me gustas tu
De cualquier manera, parece que la información lo conformó, porque, nuevamente intenta gratificarla diciéndole que le gusta tanto como… bueno, a partir de la marihuana anterior, parece que nuestros deseos no se cumplieron, porque, aunque su amada sea colombiana, ahora no importa el origen y, en su delirio, reconoce que su amada está al mismo nivel que su vecina. Se sinceró.
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Vamos mal; nos equivocamos con el sentimiento, erramos con el efecto que podía producir el dulce idioma francés, nos emocionamos con la devoción de su amada, que ahora es una cornuda, y también con la aceptación de la hora. Este último hecho; irreversible, porque ya está preguntando de nuevo.
Me gusta la canela, me gustas tu
Me gusta el fuego, me gustas tu
Me gusta menear, me gustas tu
Me gusta la Coruña, me gustas tu
Me gusta Malasaña, me gustas tu
Me gusta la castaña, me gustas tu
Me gusta Guatemala, me gustas tu
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer?Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
No podemos obviar todo esto, porque respetamos, fielmente, la letra de la canción. En esta parte del mensaje, las únicas diferencias resaltables son; Coruña, Malasaña y castaña, que probablemente tengan un significado poético e idílico que no nos sentimos aptos para interpretar, pero vislumbramos; al reiterar tres veces, ña, dos veces su extravío en francés y, otras tantas, preguntar la hora. Evidentemente, su creatividad, los sentimientos y sus necesidades han traspasado los límites de su control, incursionando en una dimensión absolutamente inalcanzable para seres ordinarios, como nosotros, que solo tenemos la posibilidad de comunicarnos con iguales.
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
En esta secuencia, su extravío se hace dramático, y su reiteración, al no recibir respuesta a su pedido, ya ha cobrado una densidad, volumen y peso que nos exime de seguir esforzándonos para interpretar y ser didáctico.
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Cuatro de la mañana.
El peso logrado a esta altura de la poesía, (creativo, se entiende) ha superado cualquier esquema, a nosotros también, pero su obsesión, su necesidad trascendental o su estado alucinado -no lo sabemos- no decae, y la substancia de su espíritu, su cuerpo, su empuje ofuscado le da fuerzas para repetir media docena de veces la pregunta que da sentido a su vida y a la obra, y que, quien era una de sus amantes,- y ahora parece que es la cornuda que quiere recuperar – no logra hacer que llegue a su amado para saciar su sed horaria y vivir una vida plena, juntos.
Ala-bim, ala-bam
Ala-bim, bom-bam
Ala-bim, ala-bam
Ala-bim, bom-bam
Obladi, oblada
Obladi, bla-bla
Se ve que su ser ha sido afectado por su propio peso, y su capacidad de asimilación, ante semejante carga, ha desatado un caos interior que lo ha llevado a convertirse al islamismo, invocando a Ala durante cuatro versos sentidos e intensos, luego de lo cual se han sumado a todos los excesos expresados en su obra, apartándolo de esta ideología religiosa y descubriendo que su espíritu está más cerca de los Beatles que de Alá… pero tampoco está muy convencido, y reniega de ellos, tal como lo expresa en el bla-bla, de su último verso.
Radio reloj…
Cinco de la mañana.
No todo lo que es oro brilla.
Remedio chino e infalible..
El final es lógico, elemental y predecible. Prendió la radio y pudo tener una respuesta perfecta para su obsesiva y trascendente duda existencial. Lo triste y traumático es que fue a las cinco de la mañana, y su gran necesidad era para el día anterior. Es demasiado para un hombre sensible desbordado por la necesidad de potenciar su creatividad. No obstante su paranoia, en un momento de lucidez, pudo elaborar un pensamiento profundo, descubrir que no todo lo que brilla es oro, que no es necesario tener un amor, repitiendo y adulándola de mil formas para que responda a su solicitud, y que para saber la hora basta girar una perilla o poner la radio reloj a las cinco.
De última, y como último verso, parece que, en medio de su caos físico, espiritual y conciente, confundió Japón con China, y se hizo el harakiri.
Que hora son mi corazón – (Letra completa)
Qué hora son, mi corazón
Te lo dije bien clarito.
Doce de la noche en La Habana, Cuba.
Once de la noche en San Salvador, El Salvador
Once de la noche en Managua, Nicaragua
Me gustan los aviones, me gustas tu
Me gusta viajar, me gustas tu
Me gusta la mañana, me gustas tu
Me gusta el viento, me gustas tu
Me gusta soñar me gustas tu
Me gusta la mar, me gustas tu
Qué voy a hacer? Je ne sais pas. (No lo se)
Qué voy a hacer? Je ne sais plus. (Ya no se)
Qué voy a hacer? Je suis perdu. (Estoy perdido)
Qué hora son, mi corazón
Me gusta la moto, me gustas tu
Me gusta correr, me gustas tu
Me gusta la lluvia, me gustas tu
Me gusta volver, me gustas tu
Me gusta marihuana, me gustas tu
Me gusta colombiana, me gustas tu
Me gusta la montaña, me gustas tu
Me gusta la noche, me gustas tu
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Doce, un minuto
Me gusta la cena, me gustas tu
Me gusta la vecina, me gustas tu
Me gusta su cocina, me gustas tu
Me gusta camelar, me gustas tu
Me gusta la guitarra, me gustas tu
Me gusta el regaee, me gustas tu
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Me gusta la canela, me gustas tu
Me gusta el fuego, me gustas tu
Me gusta menear, me gustas tu
Me gusta la Coruña, me gustas tu
Me gusta Malasaña, me gustas tu
Me gusta la castaña, me gustas tu
Me gusta Guatemala, me gustas tu
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Qué voy a hacer? Je ne sais pas.
Qué voy a hacer? Je ne sais plus.
Qué voy a hacer? Je suis perdu.
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Qué hora son mi corazón
Qué hora son, mi corazón
Cuatro de la mañana.
Ala-bim, ala-bam
Ala-bim, bom-bam
Ala-bim, ala-bam
Ala-bim, bom-bam
Obladi, oblada
Obladi, bla-bla
Radio reloj…
Cinco de la mañana.
No todo lo que es oro brilla.
Remedio chino e infalible..