Sábalo export

Como preámbulo cabe recordar que la Argentina es el único país que permite la exportación de peces de río, se me ocurre que protegen un bien que es patrimonio del pueblo y representa la posibilidad de proveer alimentos a los pobladores, vecinos de esos cursos de agua.

PROCHEILODUS PLATENSIS (Holmberg, 1888) y a la que se le da diversos nombres vulgares: sábalo, pescado, curimbatá, sábalo jetón, chupa barro.

Los pescados han sido, de toda la vida, uno de los principales sustentos de nuestra región. Ya los indígenas aprovechaban casi todas la las especies, desde sábalos y dorados hasta tarariras, palometas y mojarras.
De todos los peces de nuestros ríos, el sábalo es sin dudas el más importante.
Si bien el dorado o el pacú son muy apreciados, los tobas, por ejemplo, consideran que el sábalo es el pescado más nutritivo. Esta importancia se refleja el la lingüística: en ese idioma (del tronco guaykurú) y también en nivaklé o chulupí (del tronco guaykurú) y también en nivaklé o chulupí (del tronco mataco-mataguayo) la palabra que designa al sábalo es la misma que genéricamente quiere decir pescado; el sábalo es el «pescado».
Entre los indígenas de la región, muchas son las especies aprovechadas – de los caracoideos prácticamente todas, desde sábalos y dorados hasta tarariras, palometas y mojarras -, muchos los métodos de pesca y también las formas de consumo.
En el primer aspecto, el sábalo es sin dudas el más importante;

Como sábalo, se conocen dos especies: el Curimatorbis platanus, Curimatus platanus, sábalo plateado o verdulero, y el Curimata gilberti, llamado huevada o sábalo roñoso.
Longitud: hasta 52 cm.
Peso: hasta 5 Kg.
Alimento: iliófago, come fango orgánico.
Hábitat: aguas profundas.
Su nombre científico es Prochilodus lingatus. Es de cuerpo comprimido, alto y cubierto por grandes escamas, y boca circular, protráctil y de labios carnosos. Frecuenta ambientes de caudal lento y con vegetación sumergida. Es un eslabón clave en la cadena alimentaria de los peces de agua dulce, dado que recicla la materia orgánica del fango. Se pesca con redes o con fijas, una especie de arpón usado por los isleños.

El gran negocio del Sábalo
Una de las cosas que dispararon el alerta sobre esta cuestión que hasta hace sólo unas semanas parecía existir para un grupo de pescadores quejosos que apenas eran escuchados en soledad por algunos ecologistas, fue quizá la edición de un informe de la cadena de televisión CNN. En él se ponía el acento en el estado de situación que presentaba la pesca del Sábalo y su posible colapso. Allí se notificó a la sociedad que alrededor de 80 mil toneladas de pescado de río eran comercializadas en el país, la mitad de ellas en negro, y en enorme proporción exportadas a Brasil, Colombia y Nigeria. Pero la sorpresa estaba en que luego aparecían hasta en Italia y Bélgica a un precio al público de hasta 6 dólares el kg, por lo que se piensa que el país africano y buena parte del que va a Brasil, es sólo una etapa de una fabulosa triangulación que rinde enormes dividendos a un pequeño grupo de empresas, algunas de ellas con viejos antecedentes en negocios que supieron estar considerados como non sanctos tales como el contrabando y el narcotráfico (de hecho existen titulares de esas firmas que estuvieron procesados por esos delitos). Mientras tanto, al pescador se le sigue pagando los exiguos 20 a 50 centavos por Kg. y aún menos.
En la Argentina esta especie se pesca en los ríos afluentes del río Paraná y la provincia de Entre Ríos es la mayor productora. La directora de Acuicultura de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación (Sagyp), Laura Luchini, comentó que desde hace varios años el sábalo es una especie que se exporta a varios mercados mundiales.
Si bien Colombia aún no había aparecido como un gran demandante, en Bolivia, Brasil y África es muy preciado. «Se pesca en forma natural, y en 1999 se vendieron al exterior 17.588 toneladas, contra las 13.180 del año anterior», dijo Luchini.
Hay grandes empresas de pesca marítima, como Barilari, Mellino,
Argenpesca y Argenfish, entre otras, que optaron por la pesca prácticamente artesanal de esta especie de río, que resulta difícil de criar en cautiverio.
La vertiginosa devaluación del peso y la mayor demanda del sábalo en el mercado internacional están agravando una crisis pesquera «sin precedentes» en el río Paraná, denunciaron organizaciones ecologistas de Santa Fe y Rosario. El sábalo, «rey de la ecología del Paraná» o también «el pescado de los pobres», es la base de la pirámide alimentaria de las 20 principales especies de valor comercial como el surubí, el dorado, el patí y el amarillo.
El negocio estaría moviendo alrededor de 50 mil dólares por día sólo en la costa que va de San Javier a Victoria (frente a Rosario) pasando por Santa Fe, adonde llegan -como nunca antes-camiones frigoríficos argentinos, brasileños y paraguayos para retirar las cargas.
El master en ecología acuática Norberto Oldani participó recientemente de un informe especial sobre el tema que emitió la cadena estadounidense CNN. Señaló que «los cálculos estimativos indicarían que se está sacando tres veces más de lo que el río Paraná puede soportar, los 200 kilos por hectárea sustentables».
Oldani denunció que «se están utilizando redes dos o tres centímetros más chicas que las reglamentarias; esto hace que se saquen peces de 30 ó 35 centímetros de talla total, de 500, 600, 700 gramos, muy lejos de las tallas comerciales de dos o tres kilos que estábamos acostumbrados a ver». Y los frigoríficos estarían exportando en filetes para evitar el control de tamaño.
Héctor Guzmán: “Al grave daño ambiental se agrega el impacto sobre las poblaciones ribereñas. El sábalo, también conocido en este país como ‘el pescado de los pobres’ debido a su fácil extracción, es la principal fuente de alimento de unas 300 mil personas y de su pesca dependen directamente unos 50 mil pescadores.
Expertos en el mercado dicen que los frigoríficos exportan principalmente a Brasil, Bolivia y Nigeria, sábalo a 50 ctvs. de dólar el kilo. En cualquier lugar de Europa, sostienen, el mismo kilo vale 6 dólares, y aquí a la orilla del río, los pescadores no reciben más de 10 ctvs. de dólar por cada pieza, sin importar su peso.“

La Defensoría del Pueblo de Santa Fe informó que la extinción del sábalo traería como efecto el aumento de la pobreza, exclusión social, daño ambiental y disminución del turismo costero, según
El sábalo, «el pescado de los pobres», es la base de la pirámide alimentaria de las 20 principales especies de valor comercial como el surubí, el dorado, el patí y el amarillo. El negocio estaría moviendo cerca de 50.000 dólares por día en la costa que va de San Javier a Victoria (frente a Rosario), donde llegan -nunca como antes- camiones frigoríficos argentinos, brasileños y paraguayos, a fin de retirar las cargas.
El sábalo, «rey de la ecología del Paraná» o también «el pescado de los pobres», es la base de la pirámide alimentaria de las 20 principales especies de valor comercial como el surubí, el dorado, el patí y el amarillo.
CNN notificó a la sociedad que alrededor de 80 mil toneladas de pescado de río eran comercializadas en el país, la mitad de ellas en negro, y en enorme proporción exportadas a Brasil, Colombia y Nigeria. Pero la sorpresa estaba en que luego aparecían hasta en Italia y Bélgica a un precio al público de hasta 6 dólares el kg,…
Mientras tanto a nuestros pescadores se le sigue pagando los exiguos 20 a 50 centavos por Kg. y aún menos.
La Defensoría del Pueblo de Santa Fe informó que la extinción del sábalo traería como efecto el aumento de la pobreza, exclusión social, daño ambiental y disminución del turismo costero,
Al grave daño ambiental se agrega el impacto sobre las poblaciones ribereñas. El sábalo, también conocido en este país como ‘el pescado de los pobres’ debido a su fácil extracción, es la principal fuente de alimento de unas 300 mil personas y de su pesca dependen directamente unos 50 mil pescadores.

El papel del sábalo en el ecosistema del Paraná.
Esta especie íctica por mucho tiempo considerada el pescado de los pobres, y hoy en día puesta al borde del colapso, juega un papel clave en el sostén del ecosistema del Paraná. Este río, transporta una enorme cantidad de materia orgánica producto de su cruce por zonas de selvas, y de la descomposición de las plantas que componen su vegetación flotante, una vez que han cumplido su ciclo de vida. Si no existiera un agente que procese todo este caudal de materia, el río vería literalmente pudrirse sus aguas, y por consiguiente se asemejaría al Riachuelo, es decir, no habría oxígeno suficiente para que pueda nadar ninguna especie por sus aguas. Para dar una solución a este problema, el ecosistema cuenta con el sábalo, que por su gran número, y por servirse del alimento que se halla en el barro del fondo al que literalmente procesa y así, junto con su aprovechamiento, evita la contaminación que se produciría de no existir esta especie.
Pero además, sus crías, sirven como alimento a las especies carniceras que ocupan los lugares más altos de la cadena alimentaria del río. Es decir, mientras los pequeños juveniles de sábalo son el alimento de peces que se alimentan de otros semejantes, como el Dorado, el Surubí, etc. otros comen los huevos que han depositado las hembras y que viajan río abajo. De esta manera, así como una hembra puede desovar más de 3 millones de huevos, una buena cantidad será comida de otras especies antes de nacer, y de los restantes, solo unos pocos en comparación con el número inicial, llegará al estado adulto.
Por esta razón, el Sábalo es una especie clave para el funcionamiento del río, ya que es quien procesa sus aguas para garantizar su calidad y a la vez permitir la presencia de vida en ellas, mientras que simultáneamente se convierte en el sustento de otros peces como alimento.
La pesca indiscriminada e irresponsable del sábalo hace que se extraigan pequeños ejemplares jóvenes que aún no han tenido cría. Es elemental que no habiendo reproducción se produce la extinción y desaparición, y, probablemente, la progresiva desaparición de todas las especies que se alimentan de ellos.