Progr.6-XII-14 – Contaminación – Resiliencia
+No se porqué, me parece que es bueno aclarar algo sobre nuestro programa y nuestro destino. Generalmente, ustedes habrán visto que tanto los programas, como los conductores, se hacen famosos, y con adhesión masiva, por su carisma, porque son divertidos, abastecen de pasatiempos o dan premios materiales o al ego de la gente, y eso las hace felices. No podemos hacer alarde de nada de eso. En principio entendemos la felicidad como un estado ideal que se puede sentir solo en instantes en que se pierde la conciencia. Ningún ser sensible puede ser feliz cuando en su entorno hay injusticias, pobreza, muertes y depredación. Y todo eso está al lado nuestro.
Hay cosas que nos ponen contentos, y eso nos pasa cuando podemos aportar algo positivo a la gente. Lamentablemente, la mayoría prefiere los entretenimientos, y eso no es lo que nos identifica, ni lo que perseguimos. No decimos que está mal, decimos que hay cosas más importantes y, también, otras funciones que deben cumplir los medios de comunicación.
Tratemos de que nos entiendan; Michael Buffer es un anunciador de matches de boxeo que es célebre por su forma de comunicar. Y está bien, pero su función es anunciar un match de box, y lo hace con mucha solvencia. Un locutor vende un producto, o difunde una noticia en forma clara y convincente; cumple su cometido y puede llegar a ser famoso, como Cacho Fontana.
Pero, además, los medios de comunicación masivos deben cumplir una función social. Hay programas frívolos, de humor, noticias, entretenimientos, y hay unos pocos, como el nuestro, en donde se apunta a corregir lo que hace mal mucha gente y que perjudica a todos, a ellos incluidos; aunque no tomen conciencia o les resulte más fácil hacerlo mal.
Eso es lo que hacemos; en pro del bien común, decimos lo que está mal y daña al ser humano. ¿Conoce alguien que se ponga contento si le dicen que hace algo mal? Simpático, carismático es quien nos consiente, distrae o entretiene y, en definitiva, nos aleja de la realidad.
Por eso nos cuesta tanto; aunque a veces es más importante sumar gente reflexiva y valiosa, y que se haga cuantiosa. Ese es nuestro rumbo; queremos un programa valioso, no famoso.
+Esta vez vamos a empezar antes, para ver si alguien responsable nos escucha. Nos referimos a la contaminación que producen las maratones acuáticas que se realizan en nuestros ríos cada verano.
En la Sta. Fe- Coronda, cada nadador se alimenta, y tira al agua un vaso plástico, cada 15 ó 20 minutos. Todos, al final, más de 700 vasos plásticos.
El maratón de Rosario, se realizó 74 veces, la Santa Fe-Coronda 41 y la Hernandarias-Paraná 19. Entre las tres suman, al día de la fecha, más de 250000 vasos plásticos al agua, más lo que arrojan las embarcaciones.
Estos plásticos están 450 años degradándose y liberando petropolímeros. que pueden producir malformaciones fetales.
El tema no es solo evitar el daño puntual, si no generar un mensaje educativo, sobre todo a los niños, cuando se muestra esta incongruencia por TV. El año pasado recurrimos a la Secretaría de Medio Ambiente y nos dijeron que era problema de la nación. No es así y hay 3 leyes que la hacen responsable. En el transcurso de nuestra misión, el director de la prueba se comprometió, al aire, y se comprometió a no contaminar el río. Es muy fácil; se une el vaso plástico con la embarcación, mediante un hilo. el nadador se alimenta y el vaso vuelve a la embarcación. Lamentablemente, Medio Ambiente parece no existir y el Dr. Micozzi, parece no cumplir.
Dos detalles más, como para completar la vergüienza.
El convenio internacional Marpol, refrendado por la Argentina, y que debe hacer cumplir la PNA, que acompaña la maratón y, se me ocurre, debe autorizarla, prohíbe arrojar plásticos al agua, ni siquiera en alta mar.
Se menciona, como impedimento, las reglas de la FINA, Federación Internacional de Natación. La FINA, como la FIFA, no contempla nada que vaya más allá de sus intereses personales, pero el cuidado del medio ambiente y la salud de la gente, es responsabilidad de nuestras autoridades. Lo contrario sería entregar nuestra soberanía.
La ley 25675, avalada por el art. 41 de la Constitución, establece cumplir toda norma que conceda una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional, y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental. ¿Qué más hace falta?
No tenemos poder, solo podemos denunciar hechos que atentan contra la salud de la población, pero no podemos creer que no haya alguna persona, autoridad, institución o ecologistas que se interesen por el bien común. ¿Tan mal e insensibles estamos?
+El mes pasado se realizó, en nuestra ciudad, el Congreso Mundial de Derecho, Política y Gestión de Riesgos de Desastres. Aportes para la construcción de naciones y comunidades resilientes».
El miércoles pasado, en Singapur, se llevó a cabo el concurso organizado por la fundación Rockefeller para elegir 35 ciudades que se integran al programa 100 ciudades resilientes.
Creo que lo primero es saber que quiere decir esta nueva palabrita que tiene que ver con la psicología. Etimológicamente, significa: otra vez, y sin deteriorarse, volver a saltar; simplificando; usted tiene que repetir muchas veces algo sin que pierda su entereza, energía, fortaleza para ser resiliente. Es decir que, prácticamente, tiene que convertirse en santo o en el hombre de acero.
Pasamos lo de resiliente, pero nos interesó la prevención y mitigación de los riesgos existentes, que es lo que sucede aquí cada crecida del Paraná, y resolverlo evitaría que la gente sufra y se acostumbre, sin deteriorarse, es decir que sea resiliente.
El tema es que Santa Fe fue elegida, junto con otras 34, como ciudad resiliente.
La postulación del municipio se basó en las vulnerabilidades hídricas pero, ahora, se ha modificado, y de las inundaciones se ha pasado a la violencia en la ciudad, y hacia allí destinará todo el apoyo técnico y económico que otorgue este reconocimiento
El planteo inicial de las autoridades era la planificación de las obras que resulten un verdadero alivio ante el comportamiento natural de los cursos de agua y el ordenamiento territorial para evitar la ocupación de zonas inundables, con la convicción de que la reducción del riesgo no puede ser vista como un gasto sino como una inversión.
Nos alegramos cuando leímos el enfoque, porque todos los planteos anteriores se referían a la inundación del Salado; que fue un trágico hecho aislado, producto de una irresponsable omisión que ya ha sido subsanada, y nuestra opinión es que el problema de siempre, son los inundados del Paraná, que se repiten, periódicamente desde hace más de 100 años.
Creemos que hay ciudades que, por su ubicación geográfica, sufren eventos
imposibles de prever (eso significa evento, una palabra que se ha desvirtuado), y las resiliencia es inevitable, pero nuestro entorno es previsible, conocido y se puede advertir mucho tiempo antes de que ocurra.
Pero… parece ser que la violencia pudo más que las convicciones de las autoridades, y que la inundación es un atractivo de la ciudad.
Pasaron más de 50 años. Fernando Birri tiene que filmar Los Inundados 2.