37-ESTEBAN BOGOSAVIJEVICH
… Y, yo empecé con mi papá, teníamos un astillerito por el centenario, enfrente de la Avenida de Circunvalación, en la isla Boquerón, por el centenario.
– A ver, ubíqueme ¿Ustedes estaban entre el Valento y el Corondá?
– No. Nosotros estábamos aguas arriba, entre el Valento y el Correntoso, más pegado al Valento, en la isla, rio Santa Fe por medio de la Avenida de Circunvalación. Y bueno… ahí estuvimos hasta el año 64, creo, que nos expropiaron.
– Y ahí ¿Que hacían?
– Hacíamos reparaciones de «lanchas», y construímos también algunas lanchas.
-Lanchas..¿Y que tipo de lanchas?
– Y… lanchas, lanchas de cualquier tipo… siempre de madera.
– ¿Se acuerda de alguna?
– Si, como no. Una era la «Fuerza del destino», que era una lanchita chiquita, que era de Chiquillo Román y la usaban para llevar carga general. Iban hasta Corrientes, llevaban harina y mercaderías de ese tipo y traían naranja y sandía, según la época. Después el «Román», el «Ideal», lanchitas chicas, lanchones chicos.
(Se habrán dado cuenta que el Polaco, le dice lanchas a barcos de mediano porte utilizados para navegación fluvial y lacustre transportando carga general)
– ¿Y barcos deportivos? ¿Se acuerda de alguno?
– Y… si el «Vagabond», que era de Matmuary, el «Cuñataí», que era de los Varesse, el…este… el del Dr. Hasma, que no me acuerdo como se llamaba, que era del Quillá. Muchos, ahora, no me acuerdo. Había una que se llamaba la «Electra».
Eso era por el sesenta y pico. Y después me trasladé a Alto Verde, frente a los silos de arena.
-¿Donde estaba Palala?
– Al lado de donde estuvo Palala. Para el lado del riacho Santa Fe. Palala estaba en el astillero que era de Calcagno.
Al mio lo hice yo. Era un astillerito chiquito, ahí le hice trabajos a la casita flotante de Crespi, a Cacho Crespo, a González… y no me acuerdo que otros del Yacht Club… Y ahí estuve hasta el 77. Al final, lo habíamos agrandado y sacábamos barcos de hasta 60 ó 70 toneladas. Ahí sacamos el «Ana Zurcher», la «Joven Armonía» que era de Paraná, de un señor Bianchi…
.¿Y después?
– Y después, me echaron; porque esa isla se vendió. Yo le alquilaba a Aicardi, que era el dueño. y él se la vendió a un tal Chacón, y esa gente no quería alquilar más, así que me tuve que ir; asi que me fuí a navegar. Estuve navegando en varios barcos de la Marina Mercante. En donde más estuve fué en el «Glaciar Perito Moreno», que era un barco frigorífico, siempre como carpintero de a bordo, porque, aunque eran barcos de fierro, nunca faltaban trabajos en madera para hacer. Y ahí anduve por todo el mundo. Hasta el 91, que empecé a hacer estos trabajitos,, porque barcos grandes de madera ya casi no hay más, o hay muy pocos.
– ¿Que piensa de los barcos de madera?
– Yo pienso que están bien los adelantos y que las embarcaciones de plástico son muy buenas, y me parece bárbaro; lo que pasa es que los barcos de plástico, una vez que está el modelo, lo hace cualquiera…, una criatura…, un chico.
Y aquí, antes de terminar, nos ponemos a pensar en lo que dice Esteban y nos imaginamos a un hijo deseado, gestado y parido frente a un clon o a un androide, o un tejido realizado por manos de antiguas civilizaciones frente a una carpetita plástica Made in Taiwan, o en el auto o el lavarropas y los implementos mecánicos que acompañan nuestra vida utilitaria frente a nuestro espíritu, que necesita ser alimentado por obras forjadas con el corazón y el alma.
-…Y yo estoy haciendo esto porque… no sé, porque me gusta. Y una de las cosas que yo pensé es que debo ser uno de los últimos que han quedado que trabajan en barcos de madera… porque ya ni Rudi ni Felice creo que trabajan más..practicamente… tal vez no es más rentable, entonces está desapareciendo.
Está desapareciendo, como dice el Polaco; como están desapareciendo un montón de valores que hacían al enriquecimiento integral del hombre, avasallados por la estampida inmoral y materialista de este nuevo milenio light, que se viene, que centra todo el éxito de la persona solamente en el poder económico.
Y esa es la faena del Polaco, la búsqueda y el mantenimiento de la parte del hombre (y de sus naves) que está desapareciendo.
– … Ahora le tengo que inscribir los nombres…a aquel, al remolcador, le quiero poner «La Fe», al barco de carga «La Paz», a la lancha de pasajeros «La Esperanza» y al velero «La Libertad»…, yo quise ponerle esos nombres porque no perjudican a nadie, al contrario, pueden favorecer, porque paz, fe, esperanza y libertad pueden ayudar a todos.
Y nosotros pensamos que hombres como Esteban, esencialmente libres y con esperanza nos pueden ayudar a nosotros.
NOTA; Esteban Bogosavijech, hace barcos de madera reales y con todo el arte del carpintero de ribera, pero en pequeños tamaños (un metro o más). Lo que actualmente puede ser modelismo naval.