19-PALABRAS – AL RESCATE DE LO GENUINO

Cervantes y Shakespeare murieron el mismo día, y, a raíz de ello, se homenajea la palabra, esa palabra que cada vez tiene menos respaldo como representación de valores y de actos concretos, y que es modificada y dimensionada por la frivolidad de los hombres.
En principio, no vamos a analizar el peso de la palabra como compromiso real de quien la usa, porque tendríamos que recurrir a balanzas atómicas y se opacaría una tradición de los últimos años, más afianzada cada día, que nos identifica en todo el mundo como el país de la sanata. Vamos a mirar solo lo fidedigno del lenguaje.
Events es un término muy usado por los norteamericanos para referirse a cualquier tipo de acontecimiento, fundamentalmente deportivo. En nuestro país, los periodistas deportivos, tan afectos a inventar términos novedosos que impacten y los posicionen ante los futboleros, lo copiaron y comenzaron a usar el término evento para cualquier espectáculo deportivo realizado o programado.
En realidad, la palabra evento, comunica algo eventual, es decir cualquier acontecimiento imprevisto, azaroso, incierto… que no se puede prever ¿Se entiende? Un accidente, un cataclismo… sin embargo, en nuestro país los eventos se programan y anuncian prolijamente con mucha antelación.
¿Qué hace la RAE globalizada? Lo incorpora al lenguaje argentino bastardo que propuso el modernismo superficial. Ya se; me van a decir: ¡Qué cavernícola, se opone a la modernización del lenguaje vivo que se enriquece día a día!
¿Si? Y cuando yo quiera definir algo eventual… ¿QUÉ DIGO? En realidad, he perdido, me robaron una palabra.
Y lo mismo, salvando las distancias, pasa con la palabra pelotudo, tan específica, que defendió Fontanarrosa, y que ahora la RAE se ha encargado de desvirtuarla, convirtiéndola en tonto. Quilombo, que ha pasado a ser algo así como un desorden o lío, etc., etc., etc.
Y en los etc., y en recuerdo de Fontanarrosa, ahora los técnicos no hacen entrar un equipo a la cancha: los paran. Los clásicos, son derby, y no solo los “periodistas” deportivos son irresponsables; los “serios” dicen data, info y otros términos que bastardean nuestra lengua.
Así vamos cambiando nuestras palabras, nuestro lenguaje, tal como lo vamos escuchando, como lo inventan los adolescentes, como la tele nos va enseñando, como los medios nos van diciendo, sin detenernos a pensar en la esencia, en lo genuino, en la pureza de algunos significados que son inmodificables, atemporales y trascienden los caprichos e intereses de la frivolidad humana. Para colmo, la mayoría, son extranjerizantes.
Somos uno de los países que hablamos el castellano. Esto no quiere decir que, como en todos los países, haya modismos y palabras propias del argot o la jerga propia de cada región; un ejemplo es el lunfardo.
¿Qué función cumple la RAE, que funciona en el país originario de la lengua española? Se me ocurre que su ocupación debería ser la protección, defensa, divulgación y educación sobre el idioma castellano genuino e ilustrar sobre el significado exacto y la etimología de cada una de las palabras existentes, dejando librado a cada país las palabras que se van generando en cada uno de ellos, ya que son quienes pueden determinar el real significado que se da a cada una de ellas; lo que puede generar la edición de un diccionario regional, como en el caso del lunfardo y de los varios diccionarios existentes.
¿Es una tontería? No, porque las palabras deben ser el reflejo de nuestras acciones, y al ignorar al real significado de las mismas, entramos a confundir la validez y correspondencia de los actos que comunicamos.
El tema es que cada vez aceptamos y adoptamos más cosas que nos caen de cualquier lado, sin detenernos a pensar, o importarnos, si estas realmente nos enriquecen como personas.
Y así nos vamos al carajo.
Y como me parece que algo tiene que ver, les paso unas palabras de Oscar Wilde.
“La moralidad moderna consiste en aceptar el modelo de una época.
Considero que para cualquier hombre culto, aceptar el modelo de su época es el modelo más grande de la inmoralidad.” H. L B.