17-JUBILACION

Reina riqueza y redistribución
Usted, seguramente, habrá escuchado, visto, leído, que la economía anda espectacular, a full, pipí cucú, joya o cualquier otro adjetivo que cuadre con su edad o sirva para comunicar abundancia, mucha abundancia.
Usted, tal vez, estará enterado que todo lo que se dice, respecto a la economía, está referido a la Macro… a la macro economía.
Claro, usted oye macro y se le presenta una firma mayorista, un banco…, pero usted no compra al por mayor ni tiene posibilidades de operaciones financieras ¿Es así? Claro, macro es grande, y usted no tiene acceso a la gran economía.
Entonces usted imagina que lo que le conviene es la Micro…, piensa y lo atropella la realidad del bondi; las estrujadas, la baranda a chivo, el bajarse si no tiene monedas. Acertó, esa es la micro economía que a usted le toca.
Aclarada la idea de las economías “palgunos” (a palgunos lo inventé; es así pero no existe), pasamos a otro tema que nos interesa, porque le puede tocar algo.
Esto es… ¡Ta tan, ta tan! La redistribución de la riqueza, algo que, por lo machacado que está; usted tiene remanyado y ya lo está pudriendo.
Le explico como es eso; su mamá (las madres son siempre más generosas), su tía o su abuela saca la lotería o pega un quini; cosa que nunca ocurrirá en la realidad, pero la timba es un vicio que el estado considera un bien social y al que pueden acceder todos libremente, gracias a su sensibilidad y comprensión… soñemos. La parienta está llena de guita. Ella no necesita porque ya tiene la vaca atada, por riqueza que le venía de antes; entonces llama a todos los parientes pobres y reparte, en forma armónica y ecuánime, todo el dinero que le sobra y que, de otra forma, iba a tener que guardar en la caja fuerte, para nada, y solo le iba a servir para tener un cargo de conciencia. Eso es redistribución. Redistribuir la riqueza.
Hoy, o ayer, se enteró de la posibilidad que los jubilados vean sus ingresos adaptados a sus necesidades económicas… si, ya se, es un delirio de estos viejos chotos que atentan contra la estabilidad del país, pero, parece que puede ser. Eso si, van a tener que hacer méritos, contratar un boga (que, generalmente, cobran muy barato y son solidarios), hacer un juicio y, en unos añitos, van a estar felices y contentos comiendo con postre y todo.
Este gran posible, excelso, maravilloso logro puede concretarse gracias a una acción que planteó un jubilado y la justicia, la honorable no se que, y que se yo cuanto determinó que debe ser así y que los jubilados tienen el mismo derecho que los seres humanos que todavía no son jubilados.
¡Aleluya! Pero no tanto. Resulta que, según los entendidos, los políticos que gobiernan, es decir el estado, van a interponer algo para que NO sea así.
NO es posible; porque la plata que NO se da a los jubilados es la que sirve para demostrar que vivimos en un país rico y llegar a todo el mundo, en avión nuevo, mostrando la potencia y toda la riqueza de esta Argentina, que nuestros representantes sean capaces de ostentar.
Entonces a usted se le aparece el súper mayorista, el banco, el bondi, la parienta rica inexistente, los cagadores existentes, el tiempo que pasa y la guita que desaparece… y, luego de putear a Dios y a María Santísima, piensa que le quedan dos caminos; o se hace piquetero o se pone a juntar tablitas… porque, “no quiera saber lo que cuesta un ataúd”.