16-INUNDACION I Y II

En nuestro país, en donde se innova permanentemente adecuando palabras muy suaves y bonitas que disfrazan la realidad, como desprolijidad, Santa Fe no ha querido quedarse atrás y ha acuñado un nuevo término que explica claramente el porqué de los acontecimientos acaecidos no deseados: INFORMACION (ausencia, inexistencia, falta de, etc.).
En una ciudad en la que se construye un centro para el disfrute del agua y se lo lleva la creciente, en donde un club náutico ve inundarse en primer término su última construcción, se dinamitan caminos, se caen puentes, se rompen defensas y se inundan barrios y pueblos a causa de las informadas, tradicionales, antiguas y recontraconocidas crecidas del río Paraná, es super lógico que un capricho injustificado del río Salado, sobre el que no se difunden muchos datos, pueda ocasionar una catástrofe (a pesar de que al lado del Paraná es un ríacho y casi siempre se ha portado bien).
Hay cosas que no se entienden hasta que uno se informa: médicos del flamante Hospital de Niños preguntaron a un funcionario ingeniero que pasaba con el agua y fueron tranquilizados porque no iba a haber problemas. Poco tiempo después computadoras, tomógrafo, equipamiento médico y todas esas cosas, que permanecieron en la planta baja, estaban debajo del agua.
Los ciudadanos preocupados, previsores y pensantes que hicieron las cosas por la suya, lograron salvar pertenencias y paliar algo la situación.
La mayoría no tuvo tiempo de salvar mucho, algunos ni la vida.
Cuando casi todo lo ininnundable estaba inundado, se explosionaron defensas y se cortaron rutas para volcar el agua del Salado al Paraná que, como una colaboración, estaba más bajo que su hermanito.
No se puede culpar a alguien, es cierto; la culpa la tiene la falta de información y, seguramente, a los funcionarios no les ha llegado porque, como dijo el general: la única verdad es la realidad y, real y certeramente, este desastre es la primera vez que pasa por Santa Fe.
No existiendo información es muy difícil la previsión y solo se puede contar con la intuición o la adivinación y, en este esotérico campo… ¿Qué puede pasar si coinciden crecientes extraordinarias del Paraná y el Salado? Pero no. Eso nunca pasó. Si no se concretan hechos no existe la información que pueda hacerlo imaginar y esa pavada de Nostradamus, de hace 448 años, es totalmente desechada por la totalidad de los funcionarios que están sobrevolando permanentemente la zona del desastre.
¿Buscarán información?

¿Yo señor? No señor
(Si la ley es pareja no es rigurosa)
Luego de la tragedia del río Salado, en la ciudad de Santa Fe, el gobernador de la provincia, en una conferencia de prensa – con su característica campechanería – declaraba que no había información que posibilitara dimensionar y prevenir la magnitud del cataclismo.
Un periodista de Buenos Aires le preguntó sobre la paradoja de que en una ciudad en donde funciona la Facultad de Ciencias Hídricas de la U.N.L. se produzca este desastre hídrico. El gobernador dijo algo así como que él no era ingeniero y que no podía contestar esa pregunta.
Creo que la mayoría de la gente justificó su proceder, y su respuesta, considerándolo un ignorante irresponsable.
Al día siguiente, el rector de la Universidad Nacional del Litoral (en este caso representado a las mentes preclaras), llamó a otra conferencia de prensa y, haciendo uso de la Radio LT 10 de la U. N. L. se contactó, rápida y efectivamente, con todo el pueblo.
Poniendo énfasis en que la conferencia era nada más que para ponerse a disposición del gobierno provincial y colaborar con la comunidad, comenzó a demostrar con ingenieros, erudición, mapas, fotos, documentos, etc. que la Universidad y la Facultad de Ciencias Hídricas sabían todo lo que podía pasar desde hacía mucho tiempo y que, en definitiva, ellos no tenían nada que ver. Preguntado por qué no se había hecho público, respondió que no era la función de la Universidad y que esos datos eran conocidos por el gobierno provincial.
En el ámbito de lo poco conocido funciona una Dirección de Hidráulica que pagamos todos, y que no pudimos enterarnos para qué está.
Lo que sí está, desde el año 1979, es un Reglamento de Urbanizaciones y Subdivisiones que, en su capítulo II inc. 2.13, hace referencia específicamente al nivel mínimo del suelo para el emplazamiento de urbanizaciones en la cota 15 IGM. (6.40 mts), que la municipalidad, en más de 20 años, no se ha hecho cargo de hacer cumplir (ni tan siquiera con la ubicación del nuevo Hospital de Niños) y que hubiese minimizado la tragedia.
También debemos considerar a los promotores sociales que auspician irracionales asentamientos de poblaciones y, en el caos posterior, nos acordamos de Defensa Civil que, imaginamos, debe tener algo que ver.
Es indudable que hay muchos actores sociales involucrados, pero la factura va de aquí para allá y, como siempre ocurre; nadie tiene nada que ver… , perdón, sí: la naturaleza.
Y aquí me pregunto ¿Quién tiene mayor responsabilidad? ¿El que comete un error por no informarse, el que no realiza sus funciones o no hace cumplir la ley o el que estando informado calla y deja que las cosas pasen?
La Radio LT 10 UNL aunque no se si es universitaria estatal o privada, funciona en el edificio de la U.N.L. y es permanentemente utilizada para difundir mensajes que hacen a los intereses de la universidad.
Teniendo un conocimiento fehaciente ¿ no se podía usar la radio, para avisar del cataclismo y salvar cientos de vidas sin importar las pujas internas o los intereses políticos?
Y no estamos hablando de una pavada, estamos hablando de un cataclismo pavoroso, decenas de muertos, hogares y familias con penurias nunca imaginadas y un futuro, de todo el pueblo de una ciudad, que es imposible vaticinar.
Y esto sucedió porque a unos les falta información o no cumplen con su deber y otros, informados, no la difunden por una posición burocrática o necia (u otra causa), aunque cuentan con los elementos para determinar que puede acontecer una verdadera calamidad.
Dejémosno de joder. Radio LT 10 de la U. N. L. dice en su eslogan “La radio de la Gente”, a las universidades las paga la gente y ni hablar de los funcionarios que nos gobiernan a quienes, también, los elige la gente. Independientemente de ello, cualquier ser humano, más quien está en función de la comunidad; que por una cuestión burocrática, interés personal, omisión, irresponsabilidad, inconsciencia, insensibilidad, o cualquier otra causa no agota hasta su último esfuerzo para evitar que mueran personas y caiga la desgracia sobre gran parte de un pueblo, está cometiendo un crimen de lesa humanidad.